Es el momento de que los responsables en cada organización se aseguren de que sus actuales procesos incorporen etapas robustas, consistentes, adaptativas y actualizadas de identificación del fraude para detectar las tendencias cuya evolución está en constante cambio. De este modo, una detección oportuna del riesgo de fraude contribuirá en gran medida a garantizar unos procesos saludables, bien armados y que mantengan el equilibrio constante entre la seguridad y la experiencia de cliente para ayudar a asegurar el crecimiento sostenible del negocio en el futuro.

La confianza y reputación empresarial se elevan como las claves sobre las que apoyarse en tiempos de incertidumbre. Para crear resistencia empresarial y salvaguardar la confianza de los clientes en sus servicios, los líderes empresariales de todo el mundo buscan las palancas más eficaces para identificar, medir y mitigar los riesgos.

En un contexto en el que los confinamientos y las medidas de distanciamiento social siguen siendo protagonistas, las compañías ven cómo se ha ampliado el espectro de riesgo de fraude en los últimos tiempos entorno a la aceleración en la adopción del mundo digital. El último informe de fraude de Experian “Prevenir el fraude en tiempos difíciles”, detecta que los intentos de fraude online se han sofisticado a partir de la opinión directa de más de 150 responsables en materia de fraude y estrategia de riesgos en toda Europa, Oriente Medio y África (EMEA). Asimismo, casi la mitad (42%) de los encuestados considera que sus recursos de prevención del fraude son inadecuados.

Las nuevas amenazas de fraude y la evolución de las tendencias de los consumidores convierten a las soluciones tecnológicas y los enfoques integrales en requisitos fundamentales para reforzar la armadura de las empresas en la lucha contra unos riesgos cada vez más indetectables y sofisticados.

Con la aparición de nuevos, diversos y complejos tipos de fraude, los líderes empresariales están recurriendo al análisis de nuevos datos y al uso de herramientas más sofisticadas para ser más precisa en la identificación de las amenazas. Este enfoque más dinámico no sólo ofrece una detección y prevención del fraude más robusta, sino que además ayuda a promover la agilidad en la capacidad de respuesta ante amenazas nuevas o emergentes.

Según la encuesta previa a la realización del informe, la mayoría de los líderes empresariales (54%) atribuyen sus actuales retos de detección y prevención del fraude al aumento de tipos y técnicas de fraude cada vez más complejas desde el inicio de la pandemia. Ahora que incluso los ciberdelincuentes están recurriendo al aprendizaje automático y a la inteligencia artificial (IA) mediante la creación de perfiles detallados a partir de datos personales comprometidos, las compañías deben encontrar formas igualmente multidimensionales de analizar y responder a estas amenazas.

Cerca de la mitad de los encuestados (49,1%) reconoce la importancia de una estrategia holística cuando se trata de aumentar la precisión en la detección del fraude y, de esta manera, proteger las fuentes de ingresos de sus empresas y mantener la experiencia de cliente.

Las soluciones que destacan son aquellas que permiten a las organizaciones identificar conexiones en todos los canales, incluso entre actividades y comportamientos aparentemente no relacionados a partir de la capacidad de detectar cuándo tiene lugar una sesión online a través de múltiples dispositivos, el análisis intensivo de los inicios de sesión o la construcción de perfiles comportamentales a través de las transacciones financieras y no financieras., pueden.

Equilibrar la seguridad y la experiencia del cliente

Para luchar contra los intentos de fraude, cumplir con los requisitos regulatorios y evitar exponerse a daños reputacionales, las empresas necesitan una combinación adecuada y efectiva de protocolos de detección de riesgos y defensa contra las mismos. Sin embargo, a menudo existe una correlación inversa entre la detección de riesgos y las expectativas de los clientes, normalmente asociadas a un proceso rápido y sin fricciones.

Por esta razón es esencial invertir en las tecnologías más eficientes en la detección y prevención de múltiples tipos de fraude, pero que también permitan optimizar el proceso de alta de cliente de principio a fin.

Con esta combinación existen varias opciones para equilibrar ambos extremos como retrasar las transacciones hasta 72 horas antes de completar una transferencia o limitar las transacciones a un número reducido de canales conocidos y bien protegidos.